
- ¿Tú... no... me quieres? – intenté expulsar las palabras, confundida por el modo como sonaban, colocadas en ese orden. -No -Bien, eso cambia las cosas- me sorprendió lo tranquila y razonable que sonaba mi voz. Quizás se debía al aturdimiento. En realidad, no entendía lo que me había dicho. Seguía sin tener sentido. -He permitido que esto llegara demasiado lejos y lo lamento mucho. -No- contesté con un hilo de voz; empezaba a tomar conciencia de lo que ocurría y la comprensión fluía como ácido por mis venas- No lo hagas. - No me convienes. Invirtió el sentido de sus primeras palabras, y no tenía réplica para eso. Bien sabía yo que no estaba a su altura, que no le convenía. Abrí la boca para decir algo, pero volví a cerrarla. Aguardó con paciencia. Su rostro estaba desprovisto de cualquier tipo de emoción. Lo intenté de nuevo. -Si... es eso lo que quieres. Se limitó a asentir una sola vez. Se me entumeció todo el cuerpo. No notaba nada por debajo del cuello. 110.- Aquí estaré ...