Niñez Herida


Para ser honesta no recuerdo cuándo fue la última vez que escribí aquí. Recuerdo que mi idea para crear este blog era simplemente desahogarme. Lo cree cuando tenía entre 12 y 14 años. No sé hasta qué edad lo mantuve. Hoy tengo 25. 

En aquel tiempo, recuerdo que me enamoré hasta desarrollar dependencia emocional por un chico de mi misma edad. Éramos muy jóvenes, estábamos los dos en el colegio. Me enamoré como creí que no se puede amar en la vida otra vez. Recuerdo que pensé que el mundo se acababa y que nada tenía sentido sin él. No tenía ganas de vivir, prácticamente vivía porque no podía suicidarme. Recuerdo que pensé por bastante tiempo que la vida era algo así como una tortura. 

Todo eso se llama dependencia emocional y está mal. Pero yo era muy joven para entenderlo. 

Aún así, todo lo que sucedió en aquel tiempo me marcó hasta hoy. Las heridas que me provocó ese suceso en mi vida, hicieron que bloqueara en mí todas las emociones, que viviera cerrada al mundo, que le tuviera fobia a mostrarme vulnerable de nuevo. 

Durante mucho tiempo me miré al espejo y vi lo en que creí que me había convertido: una mujer fuerte e independiente, de hierro, incapaz de sufrir de nuevo. Una persona que había aprendido a no sentir dolor y que ya nada podía afectarme lo suficiente. Quizás porque no podría amar de nuevo de esa forma - o eso pensaba -, quizás porque había aprendido a no sufrir, quizás porque antes era una niña pequeña y débil y ahora soy una adulta fuerte e independiente. 

Me equivoqué. Haber encerrado a esa niña asustada en un armario por 10 años no quiere decir que ya no exista, no me convierte automáticamente en una mujer grande, madura, fuerte e invencible. Me hace solamente una mujer escondiendo una niña asustada y adolorida en el fondo de su corazón. Una niña que quiere salir, que quiere ser libre otra vez, pero hay una adulta que no la deja correr por miedo a que se caiga. Así que tengo finalmente una niña acorralada y una adulta temerosa. 

Sé que hace unos años creí que me había enamorado de nuevo. Por fin, luego de muchos años de no creer en el amor, encontré a alguien con quien me sentía en paz. No era un remolino de emociones, era mi paz, mi estabilidad, mi compañero, de eso se trata el amor cuando crecemos, no ? 

Pues no. Esa era yo adulta coartando a la niña emotiva de enamorarse de nuevo. Ya sabes, si la niña no corre, no se cae. 

10 años más tarde, luego de mucha psicoterapia y mucho trabajo, conocí a alguien que me hizo ver la verdad. Tuve la opción de correr. Al comienzo pensé lo mismo de siempre: que yo no era diga de él, ni del amor que me ofrecía, que mejor estuviera con otra chica. De nuevo, como muchas veces he hecho en la vida, pensé en hacerme a un lado para que ''la chica buena'', ''la que sabe amar'' tomara al hombre del que me estaba enamorando, porque, claro, me consideraba mala e incapaz de amar. 

Esta vez, hace dos meses exacto, decidí cambiar la historia. Decidí dejar de ser egoísta conmigo misma y decidí pensar que sí, que esta vez quizás yo no soy la chica buena, pero si él me ama, no seré yo quien dé la media vuelta. Esta vez decidí tomar el riesgo. 

Y aquí estoy, desnuda, asustada, como una niña, sintiendo de nuevo todas esas heridas, gritándome a mí misma que va a doler, que va a doler mucho, que me abandonarán de nuevo, que no merezco ser amada, que siempre te abandonan, que siempre te dejan, que el amor no vale la pena, que huya, que lo deje. Cada día despierta esa niña herida diciéndome que me abandonarán de nuevo y me envuelve el miedo otra vez, el miedo de que me dejen, de que vuelva a caerse mi mundo, de permitir que atraviesen todas mis barreras solo para destruirme por dentro. 

Pero aquí estoy yo esta vez, adulta y fuerte. Pero no fuerte para correr sin caerme o para evitarlo. Sino fuerte para levantarme las veces que sean necesarias si me caigo. Hoy me miro al espejo y veo a esa chica de 12 años, asustada, enamorada, dependiente y la abrazo. Yo te amo. Yo me amo. Me abrazo. Abrazo todas mis heridas, todo mi dolor y me consuelo. Tú puedes. Yo puedo. 

Estaba muy equivocada. Uno vuelve a enamorarse. No digo que uno se enamore todos los días ni todos los años. Pero la vida sigue. El amor sigue. El amor en libertad, el amor que solo quiere lo mejor para el otro. La vida sigue. Ahora eres una persona adulta capaz de caerse y levantarse, porque eres más fuerte que ayer, porque sabes que el mundo no se acaba. Porque sabes que a veces es para siempre, a veces hasta mañana, pero siempre vale la pena hacernos compañía en el camino. Pero esa adulta fuerte no está sola, tiene a una niña. Tiene a una niña a la que no va a cuidar de que no se caiga, sino que la abrazará y la ayudará a levantarse cuando lo haga. Tiene a una mamá que la acompañará siempre y que la amará incondicionalmente, pero una mamá que también le pondrá reglas y límites. Una mamá que dará lo mejor de sí para que su hija esté bien y para que pueda disfrutar la vida dentro de lo que le hace bien y también sabiendo lo que le hace mal, para saber afrontarlo, sin huidas, porque no se puede huir de la vida, no se puede huir de ese niño queriendo vivir. Lo importante es guiarle a vivir la vida de una forma linda y sana. Amar. Reír. Caerse. Llorar. Levantarse. Repetir. 

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Finales felices? espero que esta vez sea para siempre. :)