A veces el para siempre dura hasta mañana

He viajado durante 6 años y conocido infinidades de personas (suena mentira si digo un número). He decidido dejar las relaciones estables monógamas de lado y entregarme a la infinidad de lo fugaz, de las películas de amor que duran 48 horas, de compartir ese instante con una persona que nunca volveremos a encontrar. A veces nos enamoramos a primera vista y mañana nos separan cien mil kilómetros. El mundo a veces parece muy pequeño, pero no lo es. ¿Cuántas personas podemos amar en este mundo? Tan grande y tan pequeño. Un día salí de mi casa con una maleta de 21 kilos, nada me ataba. No puedo decir que hoy me atan menos cosas, porque desde ese momento no había nada detrás. Solo estoy yo, mi presente y mi futuro. Cuántos amigos, cuántos amores. Cada una de esas personas son ahora parte de mí, les llevo a todos tatuados en la piel. Mis mascotas, mis amigos, mis parejas, esos sueños que construimos juntos. ''Seremos amigos hasta viejitos'', ''nos casaremos'', tantas promesas que se llevo la vida (o que nos tatuamos?). Lo efímero de amarnos por un día, lo efímero de ser familia por un instante. Mañana tomaré otro vuelo ¿hacia dónde? Lejos, donde no nos volveremos a encontrar, pero podremos mirar la misma luna -a distintas horas- y desearnos la felicidad. 

Vuelvo a casa con una maleta de 21 kilos, casi la misma ropa que hace 6 años. Pero ahora traigo otro peso encima: el de la vida que se vive demasiado. Suena mi estómago. Tengo hambre. Tengo hambre de seguir soñando.