El momento en que todo cambió

 Quizás eso sea lo peor de todo este tiempo: saber que tú eras el amor de mi vida y que nunca me había sentido ni me sentiré con nadie así, ni antes ni después; saber que tuve solo un momento, un momento maravilloso. Pero si no podemos aferrarnos al momento, se convierte solamente en eso: un momento. Y la vida, como el tiempo, tiene su propia lógica despiadada, una inercia implacable hacia adelante que nadie puede detener. Hasta que se nos agota...

 El momento vino y se fue (como todo en la vida). Y todavía lloro cuando pienso lo que fue ese ''nosotros'' que arde tanto en mi interior. Yo te amé y tú me amaste, ¡qué regalo de la vida! 

 Todos debemos emprender el viaje con esperanzas. Incluso cuando pensamos que todo está perdido, tenemos que tratar de convencernos de que la vida puede cambiar de rumbo... y de que aún está cargada de posibilidades.

''Eres una persona taciturna y solitaria''; suelen decirme. Es verdad. Pero he conocido el amor en su manifestación más profunda e ilimitada. Encontrado y perdido. Pero, ¡qué privilegio haberlo encontrado, aunque solo fuese por un instante fugaz y trascendente!

 Nuestra decisión lo es todo y no es nada. La historia puede acabar bien. La historia puede tener un final trágico. Pero la carretera siempre estará ahí. Y, nos guste o no, tenemos que recorrerla.

 El amor siempre es la principal de las búsquedas. Porque, ¿qué es un camino sin algún tipo de significado concreto? ¿Cómo podemos sumirnos en la inercia cada vez más débil del tiempo sin alguien que ralentice la marcha de las cosas, que haga que todo merezca la pena y el vieja tenga verdadera importancia?
 ¿Seguirán para siempre atormentándome sus palabras en el eco en todas las carreteras que recorra? Porque lo que todos deseamos tan intensamente, yo lo encontré una vez. Y habiéndolo perdido todo... 
 Está la carretera. El nuevo día. Lo que me espera más adelante. La esperanza de halar algo revelador y profundo. La idea de que nunca volverá a cruzarse en mi camino. La necesidad de decirme a mí mismo que la vida es cuestión se segundas oportunidades. El imperativo de seguir avanzando. La soledad inherente a la existencia humana. El deseo de conectar con alguien. El miedo a conectar.
Y, entre todo eso, también está...
El momento.
El momento que puede cambiarlo todo. El momento que a veces no cambia nada. El momento que nos miente. O el momento que nos dice quiénes somos, lo que buscamos y lo que tanto deseamos sacar a la luz... aunque posiblemente nunca lo consigamos.





- Douglas Kennedy

Comentarios

Entradas populares de este blog

Finales felices? espero que esta vez sea para siempre. :)