Implacable y maldito destino que nos arrebata todo

  Ella sentía que ya nada tenía sentido sin él.    Siempre pensó que el inexorable paso del tiempo podría reparar, al menos en parte, la devastación que dejó el implacable destino, pero se equivocó.

      Ya ha pasado más de un año y ella ya no llora. Ya ha pasado más de un año y ella aún no sonríe.

  Es triste saber que ya no hay futuro, o sí, quizás lo hay, pero no tiene importancia en lo más mínimo, pues sentía que ya nada tenía sentido sin él. 

  Ya ha pasado más de un año y ella ya no llora. Ya ha pasado más de un año y ella aún no sonríe.

  El tiempo ya no tiene tiempo para el amor. El amor ya no cree en otros amores. La ilusión ya no se hace ilusiones. La esperanza ya no espera nada. Y ella ya no confía en los hombres, ella ya no cree en promesas ni amores.