Huyendo de la vida.

Observo el cuaderno y recuerdo cuando meses atrás escribía con tanta ilusión lo perfecta y hermosa que mi vida era. Pienso en las más de cien páginas donde supuestamente estaba escrita toda mi vida... pero en realidad no era así. En aquel cuaderno estaba escrita lo que había sido nuestra historia, que para mí era mi vida, mi libro, y para él era un capítulo ya terminado y, probablemente, olvidado. Dolía. Dolía mucho. Dolía más de lo que podía soportar... razón por la cual meneé la cabeza como si eso sirviese de ayuda para dispersar pensamientos o quizás eliminarlos. No, no ayudaba. Decidí escribir algo más que eso, escribir lo que alguien determinado podía considerar como la verdadera historia de vida, pero siempre estaría su esencia en aquellas palabras, en aquel cuaderno que suponía más de uno relatando lo que éramos, para, así, algún día, leerlos juntos; supuse mal, pues ni para uno alcanzó.
Me detengo dentro del espacio-tiempo y comienzo a nexar hechos. Hace mucho tiempo que me había olvidado de mí. Hace mucho tiempo que solo lo consideraba a él. Recuerdo cuando era muy pequeña y tuve decepciones, cómo dejé de ser lo que yo era: esa niña linda, tierna e inocente, confiada y amable. Comencé a ser una persona desconfiada, completamente desengañada del mundo; con tan solo seis años dejé de creer en los cuentos de hadas, en la magia y en los finales felices.
Recuerdos feos que no quisiera arrastrar al presente, quiero dejarlos allá. Ya había comenzado a escribir y no podía sacar la hoja porque ya estaban enumeradas y estaba escrita por el reverso.
Fue en ese entonces cuando quise huir de aquel cuaderno, pues no tenía la valentía para leer páginas anteriores ni sabía qué escribir. Pensaba en escribir el antes, pero no recordaba todo con claridad, y lo que sí, no anhelaba revivirlo.
¿Cuál era mi vida? ¿Lo que venía sería como lo que había pasado?
Me entraron ganas horrorosas de morir, pero ¿qué lograría? Si lo que hay después de la muerte es absolutamente desconocido, ¿ y si luego era algo peor? ¿y si simplemente en el momento en que nacimos comenzamos a existir y no dejamos de hacerlo nunca?
¡Qué injusto era!
Desconocido era el futuro, ya no tenía planes para él, y tampoco esperaba nada de él, cuando miraba hacia el futuro era como mirar el vacío. Lo consideraba vacío, sin planes, sin expectativas, sin nada... miraba y no veía ni luz ni oscuridad, era como si no viese nada. Sí. Exacto. No veía nada. Ese era el punto.

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Finales felices? espero que esta vez sea para siempre. :)