No es el fin, es un nuevo comienzo.

Mientras caminaba a tomar la micro iba observando a la gente pasar, todas iguales y con caras mostrando su descontento con su propia vida; todos pasaban como ignorando lo que había ocurrido aquel día, todas las personas caminaban como si no tuviesen idea de absolutamente nada, como si ese día fuese irrelevante y solo uno más en la historia del mundo. Al llegar la noche, la luna salió, tan hermosa como siempre, como burlándose de mis deseos de que el día no terminara nunca; ahí estaba ella, diciéndome: ¿Ves? aquí estoy de nuevo, como todas las noches, poniendo fin a otro día más, poniendo fin al mejor día de tu vida.
Miré por la ventana y pude ver cómo la luna había ido tomando la mayor parte del cielo trayendo consigo oscuridad y cómo el sol se comenzaba a ocultar, alejándose, diciendo adiós y dejando tan solo recuerdos de lo que fue el día. Ahora llegaba la noche, llegaba la hora de dormir y soñar, de dejar la realidad de lado y... ¿Cuál era la realidad? Este día había sido tan maravilloso que realmente ya parecía fantasía, no podía creer que las imágenes de mi mente, no fuesen un sueño ni una ilusión, si no que son recuerdos, sí... recuerdos, los mejores recuerdos.
Sentí de nuevo sus labios, aquí, besándome, sus manos acariciándome como si fuese aquel momento, sentí su cuerpo contra el mío, como jamás en sueños podría haberlo sentido; los recuerdos seguían tan vívidos como si estuviese ocurriendo en el propio momento, y entonces supe que aquel día era tan solo el comienzo de millares de momentos iguales y mejores, que mientras antes me acostara, antes terminaría la noche y podría comenzar un nuevo día lleno de felicidad junto al ser que más amaba en este mundo, junto al centro de mi universo, junto al único dueño de mi corazón, hoy y siempre, junto a él.